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La Ilusionista

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Long Fic La Ilusionista

Mensaje por Elaima Sáb Sep 06, 2014 12:20 pm

GÉNERO: Romance, fantasía, acción, drama.
ESTADO: En emisión.
CLASIFICACIÓN: +13
LISTA DE CAPÍTULOS: 2

                                                                                                                               
 CAPÍTULO 1


— ¡Ahora libélulas!- La suave voz de mi hermana retumbó por las paredes de mi habitación.
Siendo las dos de la madrugada cualquier sonido era fácilmente escuchado en el silencio de la noche.
Suspiré y cerré un par de segundos mis cansados ojos. Mi hermana se había aficionado a visitar mi habitación todas las noches desde que se enteró de mi pequeño secreto, hacía ya dos meses. Ella tan sólo tenía seis años de edad y me resultaba difícil conseguir que se mantuviera en silencio.
— Paula, tienes que ser más silenciosa. Papá vendrá, nos regañará y te mandará a tu cuarto con un buen azote. — La observé, tumbada a mi lado en la cama. Parecía como si no me estuviera escuchando.
De nuevo se encontraba ensimismada con las pequeñas mariposas azules que revoloteaban alegres por toda mi habitación. Me encantaba ver su sonrisa cuando yo hacía aparecer cualquier imagen ante sus oscuros ojos, ya fuera un animal, un insecto o el mismísimo Justin Bieber. Claro está, me entristecía cuando alzaba la mano y traspasaba la imagen, desvaneciéndose o trastornando su forma y color. Aquello sobrepasaba mis capacidades de crear ilusiones. Porque eran eso. Sólo ilusiones.
— Cambia las mariposas por libélulas y te prometo que me voy a la cama. — Sus palabras fueron realmente creíbles, pero ni siquiera me miró cuando las dijo.
Yo ladeé la cabeza y miré hacia el techo por enésima vez esa noche. Contemplé cada una de las mariposas que había creado, esas que parecían tan reales y con las que cualquier persona se embobaría. Y me sumergí en mi mente. Busqué la imagen de una libélula roja. Cuerpo fino y alargado, amplias alas, una cabecita redonda con sus ojos y boca, patas tan delgadas como agujas y un color rojo fuerte. Sonreí y mi imaginación cobró vida.
— Guau…  — Oí exclamar en voz baja a mi hermana.
Miles de libélulas se agitaban inquietas aquí y allá, sin ningún rastro de mariposas por ningún lado. Estaban encima del escritorio, sobre las sábanas, en la estantería, en el pomo de la puerta, en la lámpara, en nuestros rizados cabellos. Todas ellas tal y como yo las había imaginado.
— Y ahora vete a dormir. –Le impuse, destapándola  y haciendo que muchas libélulas imaginarias se desvanecieran tras un diminuto resplandor rojo. — No quiero que papá te regañe.
Ella resopló pero no se quejó. Se bajó de la cama con una mirada triste, además de cansada. Me parecía sorprendente lo que podía aguantar despierta con tal de ver todo lo que ella quería delante de sus ojos.
Se quedó de pie observando las libélulas un rato más, hasta que me miró con ojos llorosos y se sentó en el borde de la cama. Antes de poder replicarle de nuevo, habló ella.
— ¿No me puedo quedar a dormir contigo? Mamá grita por las noches y no puedo dormir.
Eso me desconcertó. Me incorporé y me senté en el mullido colchón, mirándola extrañada. Mi habitación estaba en frente de la de mis padres, pero nunca había oído nada, salvo alguna discusión sin importancia. La habitación de Paula estaba justo al lado de ellos, pared con pared.
— Yo nunca he oído a mamá gritar.
— Pues grita, todas las noches.
No sabía qué pensar. Mi madre había estado muy triste cuando murió mi padre, hacía ya más de diez años. En ese entonces, vivíamos en París y era cierto que gritaba por las noches porque tenía pesadillas. Ahora, llevaba casada seis años con otro hombre, padre de Paula, y parecía que estaba bien.
— Te lo habrás imaginado Paula. No creo que sea mamá. Anda vete a dormir a tu cama. Es tarde. —Me incliné para darle un beso en la mejilla y tranquilizarla. No me esperaba que se apartara de mí con lágrimas en los ojos.
— ¡Te digo que es mamá! ¡No me crees! —Alzó la voz demasiado, por lo que le indiqué con el dedo índice sobre mis labios que se callara.
— Si te creo, pero a lo mejor lo que oyes son las voces de los vecinos. Son muy ruidosos. —Intenté explicarme, pero ella negó con la cabeza, balanceando sus oscuros y cortos rizos.
—Es mamá. —Volvió a repetir, más bajito que antes.
Suspiré pesadamente. Sólo quería dormir y ya me estaba impacientando. Ya habíamos dormido antes las dos juntas, en noches de tormenta por ejemplo. Siempre me levantaba con dolor de espalda o con moratones en las piernas debido a las patadas de la pequeña. Era tan nerviosa que lanzaba patadas mientras dormía sin compasión. No quería pasar una noche de dolor.
—Vete a dormir ya Paula, tengo sueño. Mañana le preguntamos a mamá, ¿vale? Y así te quedas más tranquila. —Antes de terminar de hablar ya se estaban derramando las lágrimas por sus mejillas. Sentí una profunda tristeza y estuve a punto de decirle que se quedara conmigo.
— ¡Eres mala! ¡Tonta! — Me sentí mal al oír sus acusadoras palabras y más aún cuando se largó de la habitación, adentrándose en la oscuridad del pasillo sin ningún miedo. Las libélulas que tanta ilusión le habían arrancado de sus ojos ya empezaban a desaparecer. Nunca había conseguido que una ilusión permaneciera más de diez minutos visible.
Me quedé un largo rato mirando el flexo inclinado de mi escritorio, cuya endeble luz apenas iluminaba la estancia. Tras escuchar como su puerta se cerraba, me relajé y respiré hondo. Alargué el brazo lo suficiente para alcanzar el interruptor del flexo. Lo apagué y volví a acomodarme para buscar el sueño. Estaba casi segura que mañana ya se le habría pasado el enfado sin rencores. Sin embargo, había algo que se agitaba en mi interior, algo que me inquietaba. Tenía un mal presentimiento y no me gustaba. Antes de poder pensar algo más, caí en un profundo sueño, en el que todo era oscuro, negro, sin nada. Mi mente estaba totalmente vacía, y eso no era bueno.





CAPÍTULO 2

Era cierto. Mi madre gritaba.
Cuando escuché el primer grito eran las cinco de la madrugada. Me quedé adormilada sobre la cama, no muy consciente de la situación. Me encontraba entre el subconsciente y el mundo real. Incluso llegué a pensar que las voces que me llegaban de lejos, procedentes de mi madre, eran sólo imaginaciones mías.
Lo que me hizo saltar de la cama fue otro tono de voz. Más dulce, más indefenso, más débil.
Ni siquiera encendí la luz. Salté demasiado rápido de la cama y abrí la puerta con manos temblorosas, notando el pulso palpitante en mi garganta. Los movimientos tan rápidos me provocaron un pequeño mareo, por el cual me tambaleé y acabé golpeándome el brazo con una de las paredes del pasillo. Mantenía los oídos bien abiertos, sin apenas respirar, con tal de oír el lugar de donde procedían las voces.
“El salón” —pensé.
Conforme más avanzaba por el pasillo, más silenciosa era y más voces podía escuchar.
— ¡No te permito que hagas esto con mis hijas!
Aquella fue la primera frase que logré escuchar a la perfección.
Pegué totalmente la espalda a la pared del pasillo, al lado de la puerta entreabierta del salón. Me obligué a mí misma a tranquilizarme para enterarme y comprender la conversación. Era mi madre la que gritaba en ese momento. Estaba alterada, yo podía notarlo en su voz con claridad. Se le trababa la lengua y tenía cierta dificultad en el habla. ¿Estaría herida? Enfurecí tan solo al pensar que alguien pudiera haberla dañado. La furia aumentó cuando me llegaron los sollozos de mi hermana.
—Paula también es mi hija. — Imploró Víctor, mi padrastro— Yo puedo hacer con ella lo que me de la gana.
Y vinieron más gritos.
— ¡No no no! ¡Soltadla! ¡Por favor! ¡Mi niña!
Los sollozos y alaridos de mi madre eran desoladores. Eran tan elevados que casi ni me enteraba de los desgarradores sollozos de mi hermana, seguramente forcejeando contra alguien que la apresaba.
Me temblaba el cuerpo entero, por la rabia y el miedo. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada. ¿Me iba a quedar allí parada mientras maltrataban a mi hermana pequeña y a mi madre? ¿Qué podía hacer?  Mis ilusiones no podrían conseguir nada. Se desvanecerían en cuanto alguien las rozara. No servirían… para nada.
— ¡Rebeca! ¡Rebeca!
Ladeé el cuerpo. Miré por el hueco que dejaba ver la puerta entreabierta. La mano de un hombre alzándose ante el delicado cuerpo de mi hermana, lista para caer en picado y atestarle un duro golpe. Y los ojos de ella, oscuros, se encontraron con los míos, claros.
Y entonces supe que podía hacerlo.
No sabía cuántas personas se encontraban en ese momento en el salón de mi casa, pero estaba segura de que todas ellas habían retrocedido al ver semejante espectáculo.
El hombre que quería ponerle la mano encima a mi hermana chillaba, agonizaba de dolor y se alejaba, separándose ante la mirada atónita de la pequeña. Todos los presentes observaban como su brazo parecía consumirse ante las rojizas y chispeantes llamas de fuego que lo envolvían.
— ¡No caigas en la trampa! ¡Es una ilusión! —Vociferó mi falso padre.
Yo tenía el control y lo sabía.
El pánico dominó por completo al hombre desconocido.
Para entonces, ya había abierto la puerta y busqué tranquila la mirada de mi madre, cuyos profundos ojos clavó en mí. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro demacrado, fruto de una pequeña esperanza de salir con vida, un punto a su favor, un alivio que duró poco.
En la amplia habitación había más personas de las que yo creía. Estaba mi madre y mi hermana, la cual no tardó en abalanzarse sobre mí. Y después estaba Víctor acompañado de cinco hombres. Tres contra seis. Era jugar sucio contando que una de nosotras tenía sólo seis años.
No había terminado de evaluar la situación cuando las llamas empezaron a mitigarse, ante la desesperación del desconocido por apagarlas. Me maldije por no haber aguantado más aquella ilusión. Pero había algo distinto, algo anormal. Yo lo sabía y por la cara de Víctor, él también. No me gustó para nada la expresión de su rostro. En lugar de manifestar el horror que habían dejado las llamas tras sí, en vez de preocuparse por su hombre gravemente herido, se mostró maravillado. Sus sorprendidos ojos no tardaron en posarse en mí.
— Increíble.
Sentí la mano de mi madre sobre mi hombro. Temblaba.
—Has conseguido que se convierta en una realidad. — La voz de Víctor provocó una extraña sensación en mí. Miedo, confusión. Y por encima de todo, poder.
Le sostuve su fría mirada un par de segundos, seria y con la cabeza bien alta, sin mostrar debilidad. Por dentro, estaba aterrorizada. Ni siquiera sabía que él era consciente de mi extraña habilidad. ¿Se lo habría contado mi madre? Ella ya me había descubierto hace muchos años. Ella me prometió que todo iba a salir bien. Me juró que nadie se enteraría de mi secreto. Pero lo que más me intrigaba no era saber cómo había sido descubierta, sino el porqué mi padrastro hacía aquello.
— Explícame qué es todo esto. ¿Cómo consientes que le hagan daño a Paula? Es tu hija. — Dije esto último con cierto matiz de desprecio. Nunca había aceptado del todo a este nuevo padre. Le respetaba, al igual que él a mí. Pero jamás, nunca, le había visto poner la mano encima a Paula. La había protegido desde el primer día que nació. Parecía una buena persona, sincera, amable. Incluso se preocupaba por mí. ¿Dónde estaba esa persona de la que mi madre se había vuelto a enamorar?
— Ella sólo ha sido un estorbo en mi tarea. Un descuido el día que fingí hacer el amor con esa mujer. — Y dicho esto señaló a mi madre, quien se encogió ante sus palabras. No me podía creer lo que estaba escuchando.
— ¿Cómo puedes…? — Pero no encontré las palabras adecuadas para continuar mi pregunta.
— Era un teatro. — Prosiguió, encogiendo los hombros. — Desde el día en que fingí perder un tren en la estación de Atocha para conocerla… — hizo una pausa para sonreír, mostrando orgullo por habernos engañado- hasta el día en que le pedí matrimonio. Todo era mentira.
Mi madre apoyó la frente en mi hombro, llorando desconsolada. Mi hermana sollozó, abrazándose a mi cintura. Era muy cruel hacerlas sentir así, tan desgraciadas.
— ¿Por qué? — Fue mi última duda.
Víctor miró al hombre herido, le hizo una señal y no tardó en marcharse. Sujetaba su brazo y mostraba mucho dolor en el rostro, pero ni siquiera se quejó.
Los cuatro hombres restantes se movieron, acercándose a nosotras. Retrocedimos. Estábamos atrapadas.
— Por ti. Para tenerte.
Estaba asustada. Tenía que pensar rápido. Muy rápido. Si conseguía de nuevo provocar que mis ilusiones se hicieran realidad, tendría todas las de ganar. Pero la situación no era tan fácil. No sabía cómo lo había hecho anteriormente y peor aún, no se me ocurría nada. Estaba en blanco. Como en mi sueño. Mi mente totalmente vacía.
— Tranquila, Rebeca. No te resistas. No intentes ninguno de tus trucos y nadie resultará herido.
Pasaron varios segundos en los que nadie hacía ni un solo movimiento. Todos pendientes de mí mientras que yo no apartaba la mirada de ese bastardo.
— No sé lo que pretendes ni tampoco a qué clase de juego estás jugando. — comencé a decir. Los desconocidos miraron a mi padrastro, deseosos  e impacientes de actuar. —Pero si es a mí a la que quieres, me entregaré. —Mis palabras parecieron ser de su agrado. Su rostro se mostraba tranquilo, sin tensión. La sonrisa de prepotente no desaparecía, cosa que me incitaba a atestarle un puñetazo o dos. — Con una condición.
—Habla.
— Déjalas fuera de esto.
Él sabía perfectamente que me refería a mi hermana y a mi madre. Él estaba seguro de que yo le iba a proponer esto. Y él ya estaba preparado para responder.
— Ellas forman parte de esto.
Una mirada. Una inclinación de cabeza. Un intento de proteger a mi familia. Y una bomba.
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Long Fic Re: La Ilusionista

Mensaje por Capitán Simonini Sáb Sep 06, 2014 8:55 pm

Qué bueno.

Bienvenida al foro. Siempre digo y diré que esta es la forma adecuada de presentarse, con un escrito. Y uno bueno. ¿Eres española?. Aquí parece que todos son americanos.

¿Esto es lo que llevas de tu libro?. Me ha empezado a gustar desde el título y aunque no es la clase de ilusionismo que yo imaginaba lo que hace la chica no puede tener otro nombre. Ilusiones, imágenes... e incluso más. Tiene potencial el concepto de esta historia, pero debo decir que creo que el dramatismo llega muy rápido. ¿Va para largo?. Por favor, no caigas en clichés. Por ahora tienes un guión (¿con o sin tilde?) para una peli de acción americana. Los malos persiguen a la chica con los poderes, ésta salva a su familia y demás. Seguro que puedes hacer algo superior a eso.

También me sabe fatal que los hombres siempre seamos los malos. Qué se le va a hacer.

Tu única "torpeza" ha sido mencionar a Justin Bieber.
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Long Fic Re: La Ilusionista

Mensaje por Elaima Dom Sep 07, 2014 12:33 pm

Capitán Simonini escribió:Qué bueno.

Bienvenida al foro. Siempre digo y diré que esta es la forma adecuada de presentarse, con un escrito. Y uno bueno. ¿Eres española?. Aquí parece que todos son americanos.

¿Esto es lo que llevas de tu libro?. Me ha empezado a gustar desde el título y aunque no es la clase de ilusionismo que yo imaginaba lo que hace la chica no puede tener otro nombre. Ilusiones, imágenes... e incluso más. Tiene potencial el concepto de esta historia, pero debo decir que creo que el dramatismo llega muy rápido. ¿Va para largo?. Por favor, no caigas en clichés. Por ahora tienes un guión (¿con o sin tilde?) para una peli de acción americana. Los malos persiguen a la chica con los poderes, ésta salva a su familia y demás. Seguro que puedes hacer algo superior a eso.

También me sabe fatal que los hombres siempre seamos los malos. Qué se le va a hacer.

Tu única "torpeza" ha sido mencionar a Justin Bieber.


¡Hola!
Me hacer verdadera ilusión tener un comentario, y además, antes de lo que esperaba. 
Contestando a tu pregunta, sí, soy española. ¿Se me nota mucho? jajaja La verdad es que aún no he explorado mucho el foro, así que aún no he hablado con nadie más.
En realidad mi libro va más avanzado. Hasta ahora llevo escritos 17 capítulos pero quiero ir subiéndolos al foro poco a poco, para ver la aceptación que tiene. 
Puede que tengas razón en decir que el dramatismo llega rápido, pero mi intención era atraer al lector cuanto antes posible y quizás me excedí. Agradezco que me lo digas. También tengo que añadir que esto se trata de un borrador, así que seguramente modifique muchas cosas.
En cuanto al guión no es exactamente así. La historia está poco avanzada y pronto verás que se trata de algo más. No me gusta ser predecible, aunque a veces es inevitable.
También te digo que no solo hay hombres malos. Esto es el principio, pero hay mucho más.
Te agradezco mucho tu comentario y tus críticas. Me han ayudado mucho. Espero que disfrutes si sigues leyendo. 
¡Un saludo! :)

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Long Fic Re: La Ilusionista

Mensaje por chicoanime Sáb Sep 20, 2014 5:02 pm

vaya, me ha parecido una historia intrigante, aunque lo que más me ha gustado ha sido tu forma de escribir, bastante ordenada, buen vocabulario, me haces quedar bastante mal XD pero también pensar que tengo aún mucho que mejorar. seguiré tu historia con gusto ^^
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Long Fic Re: La Ilusionista

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