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Un Día de Clases sin Clases
2 participantes
:: Other Theme :: Historias reales
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Un Día de Clases sin Clases
• Género: Realista
• Clasificación: 4 everyone!
• Total de capítulos: This one
Siete de la mañana, el sol aun no terminaba de salir aquella mañana de jueves, la muchacha vino en el carro de su madre, como ya era costumbre, sentada en la parte de atrás con los audífonos puestos junto con el novio de la ya mayor de 40 años, hablando de política y e otras cosas, cosas que no le interesaban a la castaña que estaba perdida en sus mundos fantásticos guiada por los agudos ritmos de su música, enfrente del colegio había una gran barricada de ramas, piedras y escombros evitando que el carro pasara por encima, por lo cual, tanto a esta como a su hermano menor, que se había aunado a la conversación política hasta aquel punto, se les pidió bajar y caminar hacia el colegio que se encontraba justo enfrente.
Ambos lo hicieron y después de que el vigilante viera sus uniformes y abriera el grueso portón estos entraron al inmenso colegio, podía confundirse con otra cosa, era posible, debido a que tenía el tamaño de dos manzanas, dividido en tres zonas, preescolar, primaria y a la que tanto el de chemis celeste y la de chemis beige se dirigían, el área de secundaria, todo separado del exterior por unas rejas de metal que se extendían hasta 20 metros en el aire en lo mas alto con alambres de metal puntiagudos, impidiendo que los estudiantes mas vandálicos escaparan y que cualquier ladrón entrara, en principio entraron por la carretera de la derecha hasta encontrarse con una reja de 10 metros, algo desgastada debido a los 100 años que había estado en uso y con la puerta abierta entraron separándose los dos hermanos.
La hermana mayor hizo una pequeña sonrisa de medio lado contando a los alumnos que se encontraban de su salón, quinto año, pudo contar solo una persona, el hijo de una profesora de primaria, hablando con la que suponía era su novia, a lo cual se acerco a él y le pregunto quitándose sus audífonos y anudándoselos en el cuello:
— ¿Vino alguien más?
—No —Respondió en tono seco debido a la inesperada intromisión de la castaña
Después de eso la muchacha solo se dio media vuelta y se volvió a colocar sus audífonos, se disponía a salir de la cancha hacia su salón pero justo en la salida de la cancha se encontró con la directora, que venía caminando por el pasillo para el discurso matutino, esta la vio y solo le señalo a la cancha, parecía malhumorada, la muchacha se resigno y se sentó en la cancha, omitiendo el habito de hacer filas para esos discursos al igual que todos los demás.
Nuevamente hablaban de la situación del país ¿No había tenido suficiente ya de eso? Al parecer no, escuchaba lo mínimo penetrando en sus audífonos, su teléfono tenía un volumen adecuado para que pudiese ignorar mucho de lo que pasaba a su alrededor, aun siendo que la directora sostenía un micrófono, entre tanto la muchacha se dio la libertad de contar cuantos alumnos había, no obtuvo cifras muy altas, en secundaria había un total de más o menos 300 alumnos, de los cuales, ese día solo fueron 26, al parecer los bloqueos en todas las calles habían conseguido ahuyentar a la gran mayoría.
No pasaron más de 15 minutos para cuando la directora se acallo, la muchacha sabía bien que a las dos primeras horas no tenia clases debido al perezoso horario de quinto año, momentos que aprovechaba para escribir alguna historia corta, ver algún anime o película en la laptop que guardaba en su mochila o tan solo cubrirse con su chaqueta a modo de cobija y dormir las horas de sueño que le faltaban gracias a estar hasta muy tarde en su computadora charlando con otras personas o jugando videojuegos. Mas su profesor de biología la detuvo haciéndole una seña para que se quitara los audífonos, cosa qué esta hizo de un jalón y lo miro algo fastidiada, era un hombre de probablemente 80 años muy bien cuidados, con una calva notoria, muchos cabellos en los oídos y los brazos y piel tostada, pero sin muchas arrugas, el mismo le había dado clases a la madre de la castaña hacia 20 años.
—Hoy tienen clases con cuarto año, hasta las 10:10
—Ok – Se limito a responder suspirando, sabía que después de esa clase tendría química pero después de ello tendría cuatro horas libres seguidas, en la que no podría irse a su casa debido al trabajo de su madre, pero no todo era malo, tenía una amiga en cuarto aunque sospechaba que se entretendría hablando con los de su salón, por el momento se limito a seguir al profesor, escoltada por los estudiantes originales de este, hasta el salón que rara vez había visitado debido a que en ese año ella estaba en otra sección que no estudiaba allí, se sentó en el tercer puesto de la fila de la derecha, detrás de su amiga, otra otaku, a su derecha se había sentado su otro compañero, solo porque enfrente de este se encontraba la chica con la que hablaba hacia un rato atrás.
El profesor pidió los trabajos que había pedido hacia un mes atrás, el otro alumno no lo tenía pero la castaña si, lo había copiado completamente y alterado de su mejor amigo, ese sujeto no leía los trabajos por lo que tenía plena seguridad en que sería una buena nota fácil, el profesor tomo el trabajo y lo coloco en su maletín, después, comenzó a dar la clase a las 10 personas que se encontraban de cuarto año, de las dos secciones unidas, eso quería decir que eran 12 personas en total, la chica no le dio importancia a la clase y saco de su pesado bolso una consola DS con un estuche que, sujetándola verticalmente, la hacía parecer un libro, firma en la cual la chica la sujetó, desconecto sus audífonos del teléfono, que aunque notoriamente más antiguo que el de todos los demás podía ponérsele el perfil de que la música se pausase cuando se desconectaran los audífonos, seguidamente los coloco en la DS y se puso a jugar un titulo que había descargado el día anterior, un juego de terror que no había salido de Japón, pero que a ella le encantaba, era de terror y la noche anterior la había mantenido nerviosa hasta las 3 am, cuando se fue a dormir.
Se había concentrado en su juego, perdiendo contacto con el mundo exterior, resolviendo acertijos y huyendo de fantasmas, el chico que se encontraba atrás de ella parecía también distraerse, sentía su respiración en su hombro de vez en cuando, hasta que a través de sus audífonos paso un ruido agudo y observo a su alrededor como todos se levantaban, sin duda era el fin de la clase, la muchacha guardo la partida rápidamente y apago su DS guardando sus audífonos en su bolsillo y la consola en su mochila finalmente saliendo del salón después del mismo profesor, cerró la puerta tras de sí y bajo las escaleras para ir hacia el área de la cantina, donde fue la tercera en la fila, compro tres empanadas de carne y se sentó con las piernas cruzadas no muy lejos comiéndoselas rápidamente, de a tres mordidas cada una, pese a ser tan delgada que parecía no comer, era una chica que tenía un metabolismo anormalmente rápido siendo que comía mucho en sus comidas hasta quedar satisfecha.
Después saco de su mochila una botella de jugo de durazno que se había llevado de su casa, como todos los días, pese a haber desayunado allí en el colegio tomaba su “merienda”, aunque no siempre compraba allí, regularmente solo se limitaba a beberse el jugo, el receso era largo, eran apenas las 8:30 y terminaba casi a las 9, en total 20 minutos en los que estaría paseando sin rumbo, entro de nuevo al edificio donde estaban las aulas, volvió a subir las escaleras pero esta vez fue a su salón, puso su mano en la perilla e intento girarla, pero estaba cerrada con llave, algo lógico considerando que no había llegado gente, debería buscar otro salón con aire acondicionado así que se dispuso a ir al de cuarto, era cierto que después del receso tenia clase de química pero no le apetecía ir, mas en el camino se encontró con una nueva puerta que no había visto antes, debido a que casi nunca iba a esa parte, dentro estaba la psicóloga que le hizo señas para entrar, esta lo hizo, esta colgó y le pregunto como estaba, después del típico saludo la castaña decidió tomar la oportunidad para hacer las preguntas de su tesis, las cuales hizo rápidamente, mas con el rato, la conversación se volteo, por acción de la castaña, a la esquizofrenia, una de sus amigas le había dicho que podía tener síntomas, no tenia forma de negárselo apropiadamente así que tomaba nota de los síntomas que le decía la psicóloga y esta encerraba en un circulo los que sospechaba que su amiga no poseía, así hasta que termino con todas sus preguntas y un profesor entro, comenzó a hablar con la psicóloga sobre los alumnos con bajo rendimiento académico mientras que la castaña recibía una llamada, era de su mejor amigo, de quien se había copiado el trabajo.
—Ah, ¿Lucy? —Dijo él dubitativo
—Si, ¿dígame?
—Mira, ¿Cuántos fueron hoy al colegio?
—Veintiséis personas —respondió rápidamente mientras intentaba no hacer contacto visual con los otros dos individuos en la sala
—Coño…
Su interlocutora entendió a lo que se refería, el muchacho no había ido y seguro se refería a los asistentes del salón —No, no entendiste, 26 entre todo el colegio jeje…
El muchacho soltó una carcajada desde su lado del teléfono y luego suspiro con alivio —Me habías cagado, maldita
—En fin… ¿Eso era todo? —concluyo apresuradamente la castaña, debido a que su siguiente idea era apañárselas para llegar hasta su casa
—Sip
Después de lo ultimo la estudiante colgó el teléfono observando a los dos profesores que se excusaban con ella para salir a desayunar, esta asintió con la cabeza y saco de su mochila primero su chaqueta, dejándola sobre su regazo y después de esta su mini laptop, abriéndola, apretando un botón para encenderla y mientras esta se iniciaba esta sacaba de su bolsillo un pen-drive azul, bastante viejo, con capacidad para 128 megabytes, lugar donde guardaba sus historias y sus posts, si, también le gustaba rolear por internet, interés que no era que ocultara, solo que no mencionaba frente a las demás personas, presiono el archivo del post que debía de responder, conecto los audífonos a la laptop y se los puso, seguidamente fue a la carpeta de música y presiono una lista de reproducción que decía precisamente “Para post”.
Sus dedos se deslizaban rápida y hábilmente por el teclado, resultado de años de práctica, conoció el Messenger a los 6 años, junto con su primera PC, desde entonces, ya habían pasado 11 años desde aquel momento en el que sus dedos se habían acostumbrado al teclado de una computadora hasta el punto que podía escribir manteniendo su vista fija en la pantalla o en otras cosas, como siempre, termino de escribir antes de que su kilométrica lista de música culminara su reproducción y prosiguió, a ver la hora que era, aun quedaba media hora antes de que terminara la clase de química, seguía sin estar interesada en ir pero a la vez no quería ser detenida por el rector de disciplina por no estar en clases, así que selecciono el siguiente archivo, un fic, tenía grandes cosas pensadas para él, pero aun no había ni terminado el primer capítulo, observando que aun quedaba bastante batería en su computadora se dispuso a escribirlo.
Veinte minutos pasaron en los que, en trance escribía guiada por el ritmo de su música hasta que, finalmente, lo había terminado, había terminado finalmente el primer capítulo de su fic con cuatro páginas, no era de lo mejor pero para ella era suficiente, no pretendía marcar ningún hito en donde fuera a subirlo, que no estaba segura dónde, solo lo hacía porque quería.
Finalmente salió del consultorio, con la laptop en su mochila y con sus escritos seguros en el pen-drive de su bolsillo , aun no sonaba el timbre pero en un día con tan poca gente era improbable que se tomara en cuenta la asistencia, bajo rápidamente de las escaleras y salió de la sección de secundaria por la puerta principal, que milagrosamente estaba abierta, su siguiente misión era “Ir a casa”, pero primero quería ir por mera nostalgia a primaria, camino por el largo pasillo que conectaba secundaria con primaria, 50 metros de distancia se encontró con una reja cerrada, con barrotes de tubos de acero gruesos, pero a 10 metros a la derecha había otra mucho más pequeña, tan solo de 3 metros de altura, la cual se salto en un salto, no había nadie vigilando, ni nadie dentro por la misma razón de porque no había casi nadie en secundaria: las barricadas.
Miro a los animales en sus jaulas, no habían cambiado desde el primer año, un pequeño mono en la jaula de la izquierda, que en su niñez había alimentado hasta que le perdiera el miedo, pareció reconocerla acercándose a ella, esta, por la nostalgia, camino unos metros, hasta una mata de mangos y recogió un fruto maduro del suelo, el cual ella se las arreglo para pasar entre los barrotes, a la derecha de esa jaula, había otra con dos guacamayos, había un tercero en un nido improvisado, notoriamente era mucho más pequeño que los dos que habían estado desde hacía ya varios años allí.
Después de ese pequeño reencuentro prosiguió por el pasillo observando a la derecha de ella misma unas escaleras trancadas por un portón hecho de los mismos tubos que en un principio le bloqueaban la entrada, pero estos estaban más separados, ella recuerda como en su niñez ella podía meterse entre los barrotes para subir siempre que quisiera, aunque era complicado debido a que estos hoyos estaban puestos de manera horizontal.
Ahora obviamente no podía hacer tal cosa, así que solamente prosiguió por el pasillo observando un papel volando en su dirección gracias al viento, se alegro tanto que mostro una sonrisa al ver que era un billete de 50 Bsf, por lo que corrió hasta este y aun con el peso de su mochila pudo alcanzarlo, decidió no arriesgarse más y volvió por donde había venido yéndose hacia esta vez al estacionamiento donde se encontró con una chica de cuarto, ya había ido a su casa y sabia que ambas dos vivían en la misma zona, había ido allí gracias a que su amiga la había invitado a su fiesta.
La castaña revisó su teléfono, ya eran las 11:00, se acerco a ella antes de que entrara al carro y trato de persuadirla, mas esta de inmediato negó diciendo que su transporte era quien lo decidía, la muchacha de inmediato camino a la ventanilla del piloto del auto e intento persuadir, esta vez, al transporte:
—Hola… Verá, yo vivo en la misma zona que la chica que va a llevar y quisiera que me llevara con ella…
—Yo no transporto gratis —Dijo la mujer mayor con tono firme mirando a la muchacha que intentaba dialogar
—Oh vamos… Ni siquiera tendrá que varias su destino, solo me tiene que dejar donde ella, si quiere un poco antes —dijo la estudiante algo fastidiada y en espera de que en algún momento la rubia dialogara junto con ella
—Un no es un no —culminó la mujer inapelable, cosa que le molestaba a la castaña que al final, recordando su reciente descubrimiento dio su brazo a torcer
–Si yo le pago usted me debe llevar directamente a mi casa —dijo esta vez la castaña con tomo serio
—Esta bien —finalmente acepto la mujer mayor abriendo el seguro del asiento trasero
Lucia paso el billete de 50 Bsf que había encontrado recientemente y la mujer asintió con la cabeza y finalmente pregunto —¿Dónde vives? Niña
La chica finalmente le dijo detalladamente donde vivía, ya lo había hecho un millón de veces, la mujer asintió de nuevo la cabeza asegurando que había entendido la dirección y el carro comenzó a moverse, yendo a través del portón de salida, y así termino un día interesante, mas por la ausencia de estudiantes que por otra cosa, pero al final de cuentas era un día de clases sin clases.
• Clasificación: 4 everyone!
• Total de capítulos: This one
Bueno... No hay mucho que decir sobre esto, fue un día de clases que tuve hace... ¿Cuanto? Tres semanas mas o menos... No es nada muy especial, solo un día diferente en mi vida, si esperan algo interesante y emocionante vallan a otro escrito, no es ni siquiera irónico ni satírico, es solo una mañana como yo misma. |
Un Día de Clases sin Clases
Siete de la mañana, el sol aun no terminaba de salir aquella mañana de jueves, la muchacha vino en el carro de su madre, como ya era costumbre, sentada en la parte de atrás con los audífonos puestos junto con el novio de la ya mayor de 40 años, hablando de política y e otras cosas, cosas que no le interesaban a la castaña que estaba perdida en sus mundos fantásticos guiada por los agudos ritmos de su música, enfrente del colegio había una gran barricada de ramas, piedras y escombros evitando que el carro pasara por encima, por lo cual, tanto a esta como a su hermano menor, que se había aunado a la conversación política hasta aquel punto, se les pidió bajar y caminar hacia el colegio que se encontraba justo enfrente.
Ambos lo hicieron y después de que el vigilante viera sus uniformes y abriera el grueso portón estos entraron al inmenso colegio, podía confundirse con otra cosa, era posible, debido a que tenía el tamaño de dos manzanas, dividido en tres zonas, preescolar, primaria y a la que tanto el de chemis celeste y la de chemis beige se dirigían, el área de secundaria, todo separado del exterior por unas rejas de metal que se extendían hasta 20 metros en el aire en lo mas alto con alambres de metal puntiagudos, impidiendo que los estudiantes mas vandálicos escaparan y que cualquier ladrón entrara, en principio entraron por la carretera de la derecha hasta encontrarse con una reja de 10 metros, algo desgastada debido a los 100 años que había estado en uso y con la puerta abierta entraron separándose los dos hermanos.
La hermana mayor hizo una pequeña sonrisa de medio lado contando a los alumnos que se encontraban de su salón, quinto año, pudo contar solo una persona, el hijo de una profesora de primaria, hablando con la que suponía era su novia, a lo cual se acerco a él y le pregunto quitándose sus audífonos y anudándoselos en el cuello:
— ¿Vino alguien más?
—No —Respondió en tono seco debido a la inesperada intromisión de la castaña
Después de eso la muchacha solo se dio media vuelta y se volvió a colocar sus audífonos, se disponía a salir de la cancha hacia su salón pero justo en la salida de la cancha se encontró con la directora, que venía caminando por el pasillo para el discurso matutino, esta la vio y solo le señalo a la cancha, parecía malhumorada, la muchacha se resigno y se sentó en la cancha, omitiendo el habito de hacer filas para esos discursos al igual que todos los demás.
Nuevamente hablaban de la situación del país ¿No había tenido suficiente ya de eso? Al parecer no, escuchaba lo mínimo penetrando en sus audífonos, su teléfono tenía un volumen adecuado para que pudiese ignorar mucho de lo que pasaba a su alrededor, aun siendo que la directora sostenía un micrófono, entre tanto la muchacha se dio la libertad de contar cuantos alumnos había, no obtuvo cifras muy altas, en secundaria había un total de más o menos 300 alumnos, de los cuales, ese día solo fueron 26, al parecer los bloqueos en todas las calles habían conseguido ahuyentar a la gran mayoría.
No pasaron más de 15 minutos para cuando la directora se acallo, la muchacha sabía bien que a las dos primeras horas no tenia clases debido al perezoso horario de quinto año, momentos que aprovechaba para escribir alguna historia corta, ver algún anime o película en la laptop que guardaba en su mochila o tan solo cubrirse con su chaqueta a modo de cobija y dormir las horas de sueño que le faltaban gracias a estar hasta muy tarde en su computadora charlando con otras personas o jugando videojuegos. Mas su profesor de biología la detuvo haciéndole una seña para que se quitara los audífonos, cosa qué esta hizo de un jalón y lo miro algo fastidiada, era un hombre de probablemente 80 años muy bien cuidados, con una calva notoria, muchos cabellos en los oídos y los brazos y piel tostada, pero sin muchas arrugas, el mismo le había dado clases a la madre de la castaña hacia 20 años.
—Hoy tienen clases con cuarto año, hasta las 10:10
—Ok – Se limito a responder suspirando, sabía que después de esa clase tendría química pero después de ello tendría cuatro horas libres seguidas, en la que no podría irse a su casa debido al trabajo de su madre, pero no todo era malo, tenía una amiga en cuarto aunque sospechaba que se entretendría hablando con los de su salón, por el momento se limito a seguir al profesor, escoltada por los estudiantes originales de este, hasta el salón que rara vez había visitado debido a que en ese año ella estaba en otra sección que no estudiaba allí, se sentó en el tercer puesto de la fila de la derecha, detrás de su amiga, otra otaku, a su derecha se había sentado su otro compañero, solo porque enfrente de este se encontraba la chica con la que hablaba hacia un rato atrás.
El profesor pidió los trabajos que había pedido hacia un mes atrás, el otro alumno no lo tenía pero la castaña si, lo había copiado completamente y alterado de su mejor amigo, ese sujeto no leía los trabajos por lo que tenía plena seguridad en que sería una buena nota fácil, el profesor tomo el trabajo y lo coloco en su maletín, después, comenzó a dar la clase a las 10 personas que se encontraban de cuarto año, de las dos secciones unidas, eso quería decir que eran 12 personas en total, la chica no le dio importancia a la clase y saco de su pesado bolso una consola DS con un estuche que, sujetándola verticalmente, la hacía parecer un libro, firma en la cual la chica la sujetó, desconecto sus audífonos del teléfono, que aunque notoriamente más antiguo que el de todos los demás podía ponérsele el perfil de que la música se pausase cuando se desconectaran los audífonos, seguidamente los coloco en la DS y se puso a jugar un titulo que había descargado el día anterior, un juego de terror que no había salido de Japón, pero que a ella le encantaba, era de terror y la noche anterior la había mantenido nerviosa hasta las 3 am, cuando se fue a dormir.
Se había concentrado en su juego, perdiendo contacto con el mundo exterior, resolviendo acertijos y huyendo de fantasmas, el chico que se encontraba atrás de ella parecía también distraerse, sentía su respiración en su hombro de vez en cuando, hasta que a través de sus audífonos paso un ruido agudo y observo a su alrededor como todos se levantaban, sin duda era el fin de la clase, la muchacha guardo la partida rápidamente y apago su DS guardando sus audífonos en su bolsillo y la consola en su mochila finalmente saliendo del salón después del mismo profesor, cerró la puerta tras de sí y bajo las escaleras para ir hacia el área de la cantina, donde fue la tercera en la fila, compro tres empanadas de carne y se sentó con las piernas cruzadas no muy lejos comiéndoselas rápidamente, de a tres mordidas cada una, pese a ser tan delgada que parecía no comer, era una chica que tenía un metabolismo anormalmente rápido siendo que comía mucho en sus comidas hasta quedar satisfecha.
Después saco de su mochila una botella de jugo de durazno que se había llevado de su casa, como todos los días, pese a haber desayunado allí en el colegio tomaba su “merienda”, aunque no siempre compraba allí, regularmente solo se limitaba a beberse el jugo, el receso era largo, eran apenas las 8:30 y terminaba casi a las 9, en total 20 minutos en los que estaría paseando sin rumbo, entro de nuevo al edificio donde estaban las aulas, volvió a subir las escaleras pero esta vez fue a su salón, puso su mano en la perilla e intento girarla, pero estaba cerrada con llave, algo lógico considerando que no había llegado gente, debería buscar otro salón con aire acondicionado así que se dispuso a ir al de cuarto, era cierto que después del receso tenia clase de química pero no le apetecía ir, mas en el camino se encontró con una nueva puerta que no había visto antes, debido a que casi nunca iba a esa parte, dentro estaba la psicóloga que le hizo señas para entrar, esta lo hizo, esta colgó y le pregunto como estaba, después del típico saludo la castaña decidió tomar la oportunidad para hacer las preguntas de su tesis, las cuales hizo rápidamente, mas con el rato, la conversación se volteo, por acción de la castaña, a la esquizofrenia, una de sus amigas le había dicho que podía tener síntomas, no tenia forma de negárselo apropiadamente así que tomaba nota de los síntomas que le decía la psicóloga y esta encerraba en un circulo los que sospechaba que su amiga no poseía, así hasta que termino con todas sus preguntas y un profesor entro, comenzó a hablar con la psicóloga sobre los alumnos con bajo rendimiento académico mientras que la castaña recibía una llamada, era de su mejor amigo, de quien se había copiado el trabajo.
—Ah, ¿Lucy? —Dijo él dubitativo
—Si, ¿dígame?
—Mira, ¿Cuántos fueron hoy al colegio?
—Veintiséis personas —respondió rápidamente mientras intentaba no hacer contacto visual con los otros dos individuos en la sala
—Coño…
Su interlocutora entendió a lo que se refería, el muchacho no había ido y seguro se refería a los asistentes del salón —No, no entendiste, 26 entre todo el colegio jeje…
El muchacho soltó una carcajada desde su lado del teléfono y luego suspiro con alivio —Me habías cagado, maldita
—En fin… ¿Eso era todo? —concluyo apresuradamente la castaña, debido a que su siguiente idea era apañárselas para llegar hasta su casa
—Sip
Después de lo ultimo la estudiante colgó el teléfono observando a los dos profesores que se excusaban con ella para salir a desayunar, esta asintió con la cabeza y saco de su mochila primero su chaqueta, dejándola sobre su regazo y después de esta su mini laptop, abriéndola, apretando un botón para encenderla y mientras esta se iniciaba esta sacaba de su bolsillo un pen-drive azul, bastante viejo, con capacidad para 128 megabytes, lugar donde guardaba sus historias y sus posts, si, también le gustaba rolear por internet, interés que no era que ocultara, solo que no mencionaba frente a las demás personas, presiono el archivo del post que debía de responder, conecto los audífonos a la laptop y se los puso, seguidamente fue a la carpeta de música y presiono una lista de reproducción que decía precisamente “Para post”.
Sus dedos se deslizaban rápida y hábilmente por el teclado, resultado de años de práctica, conoció el Messenger a los 6 años, junto con su primera PC, desde entonces, ya habían pasado 11 años desde aquel momento en el que sus dedos se habían acostumbrado al teclado de una computadora hasta el punto que podía escribir manteniendo su vista fija en la pantalla o en otras cosas, como siempre, termino de escribir antes de que su kilométrica lista de música culminara su reproducción y prosiguió, a ver la hora que era, aun quedaba media hora antes de que terminara la clase de química, seguía sin estar interesada en ir pero a la vez no quería ser detenida por el rector de disciplina por no estar en clases, así que selecciono el siguiente archivo, un fic, tenía grandes cosas pensadas para él, pero aun no había ni terminado el primer capítulo, observando que aun quedaba bastante batería en su computadora se dispuso a escribirlo.
Veinte minutos pasaron en los que, en trance escribía guiada por el ritmo de su música hasta que, finalmente, lo había terminado, había terminado finalmente el primer capítulo de su fic con cuatro páginas, no era de lo mejor pero para ella era suficiente, no pretendía marcar ningún hito en donde fuera a subirlo, que no estaba segura dónde, solo lo hacía porque quería.
Finalmente salió del consultorio, con la laptop en su mochila y con sus escritos seguros en el pen-drive de su bolsillo , aun no sonaba el timbre pero en un día con tan poca gente era improbable que se tomara en cuenta la asistencia, bajo rápidamente de las escaleras y salió de la sección de secundaria por la puerta principal, que milagrosamente estaba abierta, su siguiente misión era “Ir a casa”, pero primero quería ir por mera nostalgia a primaria, camino por el largo pasillo que conectaba secundaria con primaria, 50 metros de distancia se encontró con una reja cerrada, con barrotes de tubos de acero gruesos, pero a 10 metros a la derecha había otra mucho más pequeña, tan solo de 3 metros de altura, la cual se salto en un salto, no había nadie vigilando, ni nadie dentro por la misma razón de porque no había casi nadie en secundaria: las barricadas.
Miro a los animales en sus jaulas, no habían cambiado desde el primer año, un pequeño mono en la jaula de la izquierda, que en su niñez había alimentado hasta que le perdiera el miedo, pareció reconocerla acercándose a ella, esta, por la nostalgia, camino unos metros, hasta una mata de mangos y recogió un fruto maduro del suelo, el cual ella se las arreglo para pasar entre los barrotes, a la derecha de esa jaula, había otra con dos guacamayos, había un tercero en un nido improvisado, notoriamente era mucho más pequeño que los dos que habían estado desde hacía ya varios años allí.
Después de ese pequeño reencuentro prosiguió por el pasillo observando a la derecha de ella misma unas escaleras trancadas por un portón hecho de los mismos tubos que en un principio le bloqueaban la entrada, pero estos estaban más separados, ella recuerda como en su niñez ella podía meterse entre los barrotes para subir siempre que quisiera, aunque era complicado debido a que estos hoyos estaban puestos de manera horizontal.
Ahora obviamente no podía hacer tal cosa, así que solamente prosiguió por el pasillo observando un papel volando en su dirección gracias al viento, se alegro tanto que mostro una sonrisa al ver que era un billete de 50 Bsf, por lo que corrió hasta este y aun con el peso de su mochila pudo alcanzarlo, decidió no arriesgarse más y volvió por donde había venido yéndose hacia esta vez al estacionamiento donde se encontró con una chica de cuarto, ya había ido a su casa y sabia que ambas dos vivían en la misma zona, había ido allí gracias a que su amiga la había invitado a su fiesta.
La castaña revisó su teléfono, ya eran las 11:00, se acerco a ella antes de que entrara al carro y trato de persuadirla, mas esta de inmediato negó diciendo que su transporte era quien lo decidía, la muchacha de inmediato camino a la ventanilla del piloto del auto e intento persuadir, esta vez, al transporte:
—Hola… Verá, yo vivo en la misma zona que la chica que va a llevar y quisiera que me llevara con ella…
—Yo no transporto gratis —Dijo la mujer mayor con tono firme mirando a la muchacha que intentaba dialogar
—Oh vamos… Ni siquiera tendrá que varias su destino, solo me tiene que dejar donde ella, si quiere un poco antes —dijo la estudiante algo fastidiada y en espera de que en algún momento la rubia dialogara junto con ella
—Un no es un no —culminó la mujer inapelable, cosa que le molestaba a la castaña que al final, recordando su reciente descubrimiento dio su brazo a torcer
–Si yo le pago usted me debe llevar directamente a mi casa —dijo esta vez la castaña con tomo serio
—Esta bien —finalmente acepto la mujer mayor abriendo el seguro del asiento trasero
Lucia paso el billete de 50 Bsf que había encontrado recientemente y la mujer asintió con la cabeza y finalmente pregunto —¿Dónde vives? Niña
La chica finalmente le dijo detalladamente donde vivía, ya lo había hecho un millón de veces, la mujer asintió de nuevo la cabeza asegurando que había entendido la dirección y el carro comenzó a moverse, yendo a través del portón de salida, y así termino un día interesante, mas por la ausencia de estudiantes que por otra cosa, pero al final de cuentas era un día de clases sin clases.
Re: Un Día de Clases sin Clases
Poco a poco estás mejorando, Alice, y eso me alegra mucho. Es difícil realizar historias, lo sé, y sobre todo aquellas que giran alrededor de vivencias personales. Tu escrito es simple, de buena manera, y me distrajo un rato. cof cof cof aunque yo esperaba leer algo con respecto a tu clon cof cof cof. Esta gripe me está matando. (?)
En cuanto a ortografía tienes bastantes errores, únicamente en lo que a acentuación se refiere, pero que es indispensable que intentes corregir. Usas muchas comas y nada de puntos, algo que está mal mires por donde lo mires. Ello hace que las ideas no sean del todo claras y pueda volver la lectura tediosa. Te recomiendo leer en voz alta lo que vas escribiendo, es una gran ayuda.
Finalmente, me gustó. Sigue practicando.
Saludos.
En cuanto a ortografía tienes bastantes errores, únicamente en lo que a acentuación se refiere, pero que es indispensable que intentes corregir. Usas muchas comas y nada de puntos, algo que está mal mires por donde lo mires. Ello hace que las ideas no sean del todo claras y pueda volver la lectura tediosa. Te recomiendo leer en voz alta lo que vas escribiendo, es una gran ayuda.
Finalmente, me gustó. Sigue practicando.
Saludos.
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